La Hidra de Lerna
Al sur de la ciudad de Argos, no lejos de Tirinto y de Micenas, había pantanos de agua dulce alimentados por manantiales. El pantano de Lerna tomaba su nombre de la cercana ciudad homónima, y se decía que más allá de las aguas estancadas se abría la entrada a los infiernos; custodiaba esta puerta un terrible monstruo que atacaba los rebaños y saqueaba con frecuencia los territorios de los alrededores. Era una hidra, una serpiente acuática, hija de Equidna y de Tifón, a la que Hera había criado apropósito cerca de la fuente Amimone, bajo un plátano, para servirse de ella contra Heracles. Las representaciones nos la muestran como una criatura de cuerpo informe, de la q1ue surgen numerosas cabezas, de 5 a 12. Algunas leyendas nos dicen que poesía incluso 50 o 100. Se decía que la cabeza central, representada a veces con los rasgos de un rostro humano, era inmortal. Sus fauces exhalaban un aliento mefítico que resultaba letal para quien se acercara, las cabezas, aunque cercenadas, volvían a crecer sin cesar. Euristeo ordenó a Heracles que matara a la temible criatura, y éste, que conocía su fama, llevó consigo a otro joven héroe, Iloao, hijo de su hermano mortal Ificles. Ambos llegaron en un carro de guerra a la antigua ciudad de Lerna, se adentraron en el pantano y encontraron la serpiente en su madriguera subterránea cerca de la fuente Amimone. Heracles disparó sus flechas encendidas hacia la caverna, obligando así al monstruo a salir al descubierto. Apenas Heracles lo vio serpentear hacia fuera, lo atacó con su espada curva, pero del tronco de cada cabeza cercenada crecían dos nuevas, y el héroe no veía posibilidad alguna de éxito. Además, Hera, prosiguiendo su incansable lucha contra Heracles, envió en socorro de la hidra a un cangrejo gigante, Carcino, que mordió al héroe en el talón. Heracles tuvo que dejar la lucha con la hidra para aplastar al cangrejo, pero entre tanto meditaba nuevas tácticas para enfrentarse al terrible adversario. Mandó a Iolao a procurarse tizones ardientes, con los que poder quemar las carnes del monstruo, impidiendo de este modo el crecimientote nuevas cabezas, y el joven así lo hizo, consumiendo todo el bosque de le zona; después de una larga lucha, el la que Heracles cortaba las cabezas e Iolao quemaba inmediatamente su tronco, sólo le quedó a la hidra la cabeza central, aquella a la que se consideraba inmortal. Heracles también le rebanó, la enterró en el camino que unía Lerna con Eleunte y puso una gran roca sobre la cavidad. Heracles sumergió sus flechas en la sangre de la hidra para hacerlas letales, y luego regresó a Micenas junto con Iolao. El cangrejo Carcino, a quien Hera quiso recompensar por el sacrificio consumado, fue acogido en el cielo, y formo la constelación de cáncer, junto a la de leo. Según una versión del mito, Euristeo se negó a considerar esta hazaña como uno de los trabajos encomendados a Heracles, a causa del papel determinante desempeñado en la empresa por Iolao.
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