La Lanza del Destino


La Lanza Sagrada (también conocida como Lanza del Destino, Lanza de Longino o Lanza de Cristo) es el nombre que se le dio a la lanza con la que un soldado romano (llamado Longino según un texto bíblico apócrifo) atravesó el cuerpo de Jesús cuando estaba en la cruz. La lanza se menciona solo en el Evangelio de Juan (19:33-34) y no aparece en ninguno de los evangelios sinópticos. En el evangelio se indica que los romanos planearon romper las piernas de Jesús, una práctica conocida como crurifragium, que era un método doloroso de acelerar la muerte durante la crucifixión de los condenados a este tipo de castigo. Momentos antes de que los soldados romanos así lo hicieran, vieron que él ya había muerto y por eso pensaron que no había ninguna razón para romperle las piernas. Para cerciorarse de que estaba muerto, uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua. El fenómeno de la sangre y el agua era considerado como un milagro de acuerdo a Orígenes (aunque el agua se puede explicar biológicamente por la perforación del seno pericardial) sin embargo, para los católicos tiene un significado más profundo: Representa la Iglesia (específicamente los sacramentos del bautismo y la eucaristía) que fluyen del costado de Cristo, así como Eva surgió del costado de Adán.

La lanza del Destino y El Tercer Reich


Hitler, sentía fascinación por el ocultismo y la magia negra. Es un hecho bastante conocido, esto le llevo a intentar conseguir uno de los objetos más emblemáticos de la cristiandad: La Lanza de Longinos.
Hitler, que era antisemita y ex-católico confeso no quería la lanza por su valor religioso o histórico: Quería el poder absoluto. Y pensó que lo tendría si se se hacía con la Lanza del Destino, ya que varias leyendas afirman que aquel que la poseyera, dominaría el mundo. En un momento determinado de la vida de Hitler, llegó a obsesionarse tanto con que, dada su persistencia, llegó a hacerse con ella. Corría el año 1938. Cuando Austria se anexiona con Alemania, Hitler entra en el museo de Viena y se hace con la preciada lanza. Inmediatamente, la envía a Nuremberg, donde la esconde en un depósito antibombas subterráneo. Él como llegó la lanza a Viena no está del todo claro. Se sabe que algún momento, el emperador Carlomano tomó posesión de la lanza (la cual le otorgó poderes de clarividencia) y tras años perdida, los teutónes la encontyraron y la convirtieon en su talismán. Así, Heinrich el Cazador se hizo con ella. Otro personaje que portó la lanza fue Federico Barbarroja. Lo sorprendente del caso, es que todos aquellos que tuvieron la lanza y la perdieron, murieron al poco tiempo. Cuando el 20 de abril de 1945 (el día que Hitler cumplía 56 años) la bandera americana se alza victoriosa sobre Nuremberg, acaba el demóniaco (y esotérico) reinado del Tercer Reich. Así, la Compañía C (Tercer Regimiento) que estaba comandado por el Teniente Will Horn recupera la Lanza de Longinos para deleite norteamericano. A unos pocos cientos kilómetros de distancia, esa misma tarde, Adolf Hitler se quita la vida suicidándose en un bunker.

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