La Leyenda del Arbol de Navidad


Una version: Era Nochebuena. Había nevado todo el día, pero por la tarde, la nieve había cesado de caer y el cielo estaba lleno de estrellas. Un leñador volvía a su casa, atravesando el bosque. Se le había hecho tarde y la noche lo había sorprendido en el bosque. El hombre se detuvo un momento para descansar un poco. Alzó los ojos y vio ante sí un pequeño abeto que se alzaba al cielo. Miles de estrellitas parecían estar posadas en sus ramas, como si estuviera cubierto de hilitos de plata. Ante aquella escena inesperada, el leñador quedó maravillado. Tras cortar el abeto, se lo llevó a casa, donde lo esperaban su mujer y sus dos hijitos. Como por milagro, las estrellitas se habían quedado sobre las ramas del árbol. Durante toda la Nochebuena la casa del leñador quedó iluminada por el pequeño abeto reluciente.

Esta es la Otra Version: Esta leyenda proviene de Europa donde durante una muy fría noche de invierno, un niño estaba buscando un refugio donde poder cubrirse y entrar en calor ante el desamparo de la noche. Así fue a parar donde un leñador y su esposa que no dudaron en darle refugio, abrigo y comida al pequeño. Durante la noche, el niño se transformó en un Ángel vestido de oro, y no era nadie más que el mismo Niño Dios. Para recompensar la bondad del leñador y su esposa, el niño tomó una rama de un pino y les dijo que la sembraran ya que año tras año el mismo les daría frutos. Esto así sucedió y el mencionado pino año tras año daba frutos, pero en realidad eran manzanas de oro y nueces de plata.

La Version de la religion:


Las antiguas civilizaciones europeas y asiáticas adoraban a los árboles, símbolos de la fuerza de la Madre Tierra. Cuando llegaba el invierno y los árboles se quedaban sin hojas, los aldeanos colgaban telas de colores y piedras pintadas de sus ramas, para que sus hojas y frutos volvieran a brotar en Primavera, y así, asegurar la vida vegetal, la vida animal y la supervivencia. En el siglo VIII, la Iglesia adoptó esta tradición, se tomó como árbol simbólico el pino y el abeto, ya que la silueta triangular representa al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. También se agregaron las luces que representan el espíritu interior y el amor. La estrella en la punta del pino representa a la estrella de Belén, también simboliza: unión y paz hogareña.

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