Este reptil es un animal muy extraño, semejante a una lagartija con un solo ojo en la frente redondo y sin párpados. En otros casos lo representan como una animal con cabeza de gallo y cuerpo de serpiente.
Dice la leyenda que nace de los huevos pequeños y sin yema que ponen algunas gallinas y en algunas regiones se comenta que de los huevos puestos por gallos viejos. Paleari completa este concepto diciendo que nace de "un huevo sin yema puesto por un gallo y empollado por un sapo sobre el estiércol".
El basilisco puede esconderse en cualquier recoveco de la casa y la persona que lo vea al ojo puede morir de inmediato o quedar ciega. Una forma de combatir a este prodigio es lograr que se observe en un espejo y muera del espanto.
Hay que tener cuidado de destruir los huevos antes de que el animal nazca, pues su gestación dura alrededor de un día.
Nos dice Antonio Paleari, en su completísimo Diccionario mágico jujeño, que el término proviene del griego "basiliskós", que significa reyezuelo, rey con menguado reino. Es interesante la relación que hace el mismo Paleari entre este extraño ser y los animales de la mitología azteca, maya o chibcha; quizá estableciendo alguna relación primitiva entre las distintas civilizaciones y sus mitos.
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